¡Disfruta del loira y sus islas en el valle del loira!
El Loira esconde grandes y pequeñas islas, secretas o desiertas, a cada cual más bonita. Refugios revitalizantes en plena naturaleza con una fauna y flora colorida y diversa. Aquí van algunos ejemplos…
Si antes se cultivaba sobre todo el cáñamo y el tabaco, hoy la isla ofrece a sus visitantes deliciosos platos a base de frutas y verduras locales, como el maíz, el girasol, el espárrago y el melón. Pruébalos, en un restaurante o de picnic. A pie, en bicicleta o en coche –si vas despacio– puedes disfrutar de la sorprendente belleza del Loira en cualquier momento del año.
Esta isla gusta también por la posibilidad de cruzarse con vacas en semilibertad, comer en un merendero frente al Loira, o incluso, para los más pequeños, visitar una granja escuela en medio de este enclave natural.
La más salada
La Isla Dumet, antes conocida como el Centro del Mundo, es una zona natural protegida. Este rincón de naturaleza salvaje, hoy deshabitado, es el refugio de numerosos pájaros, que cuidan de él. Si tienes curiosidad y buscas tranquilidad y serenidad, puedes llegar hasta aquí en barco: seis kilómetros la separan del continente. Aún conserva intactos algunos vestigios del pasado: dos viejos fuertes y el eco de grandes nombres como Daudet, Zola, Chateaubriand o Flaubert, que vinieron aquí en busca de inspiración y tranquilidad, o incluso una leyenda sobre un valioso tesoro con monedas de oro que aún está por descubrir…La más grande
La Isla de Nantes es hoy una visita obligada entre los paisajes del Loira. Esta isla abierta a la ciudad, cultural e histórica, ofrece nuevos, y a veces sorprendentes, atractivos. Desde la época industrial iniciada en el siglo XVIII a los astilleros navales del XIX, esta epopeya nantesa termina en 1987 con el cierre de estos últimos. En la actualidad el foco está puesto en la cultura. Subir a lomos de un elefante, visitar el mundo marino, pasear por el Muelle de las Antillas, ver los Anillos de Buren o tomar una copa a orillas del Loira disfrutando de un un concierto en alguno de los originales y ambientados sitios que hay en el muelle, ensayar música en el centro cultural La Fabrique… ¡El lugar ideal para conocer la cultura nantesa!
La más alargada
Con 14 kilómetros de largo, la Isla de Chalonnes es la mayor isla fluvial de Europa en activo. Sus habitantes, permanentes o temporales, se sienten afortunados y orgullosos de poder disfrutar de una fauna y flora incomparables, todo ello sumergido en una luz especial… un tesoro que protegen cuidadosamente.Si antes se cultivaba sobre todo el cáñamo y el tabaco, hoy la isla ofrece a sus visitantes deliciosos platos a base de frutas y verduras locales, como el maíz, el girasol, el espárrago y el melón. Pruébalos, en un restaurante o de picnic. A pie, en bicicleta o en coche –si vas despacio– puedes disfrutar de la sorprendente belleza del Loira en cualquier momento del año.

La más espiritual
La Isla de Béhuard añade encanto al pueblo de Béhuard, “Petite Cité de Caractère”. Unos cien afortunados viven todo el año en este pueblo único enclavado en una isla del Loira, declarada Patrimonio de la Humanidad. En verano hay quien viene a casarse –las fotos de este día especial serán sin duda excepcionales– y otros para hacer su peregrinación anual. La gran mayoría viene por el encanto del pueblo, la belleza de los paisajes del Loira entre rocas y agua… o para tomar plácidamente una copa frente al río real y disfrutar de su increíble espectáculo de luces y colores.
La más fotogénica
La Isla de Offard se encuentra a pocos kilómetros del centro histórico de Saumur. Desde ella se aprecia una panorámica única de las orillas del Loira: el Castillo de Saumur con sus imponentes torres y matacanes sobre el Loira, los bancos de arena y sus habitantes –animales de todo tipo–, la naturaleza abundante del entorno y, por supuesto, el Loira. Mientras, al oeste de Offard, la isla Batailleuse, de 4 kilómetros de largo, ofrece una perspectiva diferente del famoso promontorio de Saint-Florent-le-Vieil.
La más agrícola
La Isla Saint-Aubin está formada sobre todo por praderas naturales dedicadas al cultivo de heno y el pastoreo. Se sitúa en la cuenca del Maine, a cinco minutos del centro de la ciudad angevina. A los senderistas les gusta perderse por aquí para adentrarse en la densa fauna y flora: cerca de 500 especies de animales viven en este espacio privilegiado.Esta isla gusta también por la posibilidad de cruzarse con vacas en semilibertad, comer en un merendero frente al Loira, o incluso, para los más pequeños, visitar una granja escuela en medio de este enclave natural.
