Forteresse médiévale et village de Yèvre-le-Châtel

Recientemente restaurada, la fortaleza de Yèvre-le-Châtel constituye uno de los principales enclaves turísticos del Loiret, en el corazón de la Ruta del Trigo. Construida bajo el reinado de Felipe Augusto a principios del siglo XIII, esta fortaleza medieval se alza, compacta e imponente, detrás de su pequeño castillo de entrada o châtelet, sus fosos de 10 m de largo y sus murallas de 3 m de espesor… Más abajo, resulta agradable deambular por sus callejuelas siempre ornamentadas de flores y descubrir el corral y las hermosas casas en piedra, su castillo y la iglesia de Saint-Lubin, por la que Víctor Hugo sentía una gran admiración. Una visita realmente apasionante que se recomienda hacer en primavera o verano, cuando los campos circundantes se tiñen de mil colores.

Recientemente restaurada, la fortaleza de Yèvre-le-Châtel constituye uno de los principales enclaves turísticos del Loiret, en el corazón de la Ruta del Trigo. Construida bajo el reinado de Felipe Augusto a principios del siglo XIII, esta fortaleza medieval se alza, compacta e imponente, detrás de su pequeño castillo de entrada o châtelet, sus fosos de 10 m de largo y sus murallas de 3 m de espesor… Más abajo, resulta agradable deambular por sus callejuelas siempre ornamentadas de flores y descubrir el corral y las hermosas casas en piedra, su castillo y la iglesia de Saint-Lubin, por la que Víctor Hugo sentía una gran admiración. Una visita realmente apasionante que se recomienda hacer en primavera o verano, cuando los campos circundantes se tiñen de mil colores.

Recientemente restaurada, la fortaleza de Yèvre-le-Châtel constituye uno de los principales enclaves turísticos del Loiret, en el corazón de la Ruta del Trigo. Construida bajo el reinado de Felipe Augusto a principios del siglo XIII, esta fortaleza medieval se alza, compacta e imponente, detrás de su pequeño castillo de entrada o châtelet, sus fosos de 10 m de largo y sus murallas de 3 m de espesor… Más abajo, resulta agradable deambular por sus callejuelas siempre ornamentadas de flores y descubrir el corral y las hermosas casas en piedra, su castillo y la iglesia de Saint-Lubin, por la que Víctor Hugo sentía una gran admiración. Una visita realmente apasionante que se recomienda hacer en primavera o verano, cuando los campos circundantes se tiñen de mil colores.