Visitar el Castillo de Valençay es como viajar en el tiempo: sus interiores profusamente decorados nos transportan a un fastuoso pasado. La propiedad del gran diplomático Charles-Maurice de Talleyrand es el testimonio perfecto de la vida en el s. XIX que todavía hoy sigue fascinando. Y es que resulta imposible no maravillarse ante sus fantásticas colecciones o su majestuoso parque de 53 hectáreas y su teatro de estilo Primer Imperio.
El Castillo de Valençay conserva los recuerdos de su ilustre propietario, Charles-Maurice de Talleyrand, que no solo fue un importante diplomático francés, sino también un amante de la estética que gustaba del buen vivir aristocrático. El castillo refleja los gustos variados de este diplomático que trabajó para cinco regímenes sin realmente casarse con ninguno de ellos.
Aunque el Castillo de Valençay es actualmente indisociable del incendiario Talleyrand, no fue él quien ordenara su construcción. Esta antigua residencia feudal adquirió la prestancia que hoy le caracteriza entre los siglos XV y XVI al amparo de la familia de Estampes, quien conferiría al castillo su estilo renacentista. La fachada se compone de varios estilos que se combinan de manera armónica, desde los aires medievales del torreón y la torre noroeste al refinamiento renacentista de las decoraciones esculpidas, pasando por las pilastras con capiteles, característicos de la arquitectura de la Antigua Roma.
Así se la encontró Talleyrand cuando el Emperador le sugirió que comprara el castillo con el objetivo de que su Ministro de Relaciones Exteriores tuviera «una hermosa tierra para recibir al cuerpo diplomático». Talleyrand haría varias reformas, sobre todo en el parque y los jardines. En 1808 Napoleón le daría orden de recibir a los Príncipes de España que, aunque de buenas maneras, serían retenidos contra su voluntad: Valençay sería durante seis años su prisión dorada. Talleyrand fue un carcelero muy atento y no dudó en construir un pequeño teatro de estilo Imperio para distraer a los dignatarios hispánicos. La visita del castillo revela el fasto con el que vivía su propietario, que además era un gran coleccionista. Las estancias están ricamente decoradas y el mobiliario de estilo Imperio confirma el gusto del gran aristócrata. A juzgar por la gran cantidad de efectos personales y los objetos de época, podría pensarse que el castillo está todavía habitado.
El terreno de 53 hectáreas se compone de varios jardines, parterres con flores y otros espacios que merece la pena descubrir, como por ejemplo el Bosque de los Príncipes. Este bosque esconde una cueva, murciélagos incluidos, que forma parte del patrimonio natural Natura 2000. Puede visitarse a pie o en cochecito eléctrico. El Parque de los Gamos, que ya existía en tiempos de Talleyrand, es el reino de estos bonitos cérvidos y ofrece además un inmenso terreno de juego para los niños, que quedarán fascinados con el juego laberíntico más grande de Francia. ¡Valençay tiene algo que ofrecer a toda la familia!
Aunque el Castillo de Valençay es actualmente indisociable del incendiario Talleyrand, no fue él quien ordenara su construcción. Esta antigua residencia feudal adquirió la prestancia que hoy le caracteriza entre los siglos XV y XVI al amparo de la familia de Estampes, quien conferiría al castillo su estilo renacentista. La fachada se compone de varios estilos que se combinan de manera armónica, desde los aires medievales del torreón y la torre noroeste al refinamiento renacentista de las decoraciones esculpidas, pasando por las pilastras con capiteles, característicos de la arquitectura de la Antigua Roma.
Así se la encontró Talleyrand cuando el Emperador le sugirió que comprara el castillo con el objetivo de que su Ministro de Relaciones Exteriores tuviera «una hermosa tierra para recibir al cuerpo diplomático». Talleyrand haría varias reformas, sobre todo en el parque y los jardines. En 1808 Napoleón le daría orden de recibir a los Príncipes de España que, aunque de buenas maneras, serían retenidos contra su voluntad: Valençay sería durante seis años su prisión dorada. Talleyrand fue un carcelero muy atento y no dudó en construir un pequeño teatro de estilo Imperio para distraer a los dignatarios hispánicos. La visita del castillo revela el fasto con el que vivía su propietario, que además era un gran coleccionista. Las estancias están ricamente decoradas y el mobiliario de estilo Imperio confirma el gusto del gran aristócrata. A juzgar por la gran cantidad de efectos personales y los objetos de época, podría pensarse que el castillo está todavía habitado.
El terreno de 53 hectáreas se compone de varios jardines, parterres con flores y otros espacios que merece la pena descubrir, como por ejemplo el Bosque de los Príncipes. Este bosque esconde una cueva, murciélagos incluidos, que forma parte del patrimonio natural Natura 2000. Puede visitarse a pie o en cochecito eléctrico. El Parque de los Gamos, que ya existía en tiempos de Talleyrand, es el reino de estos bonitos cérvidos y ofrece además un inmenso terreno de juego para los niños, que quedarán fascinados con el juego laberíntico más grande de Francia. ¡Valençay tiene algo que ofrecer a toda la familia!
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Colecciones de todos los estilos
A Charles-Maurice de Talleyrand le gustaba darse a los placeres y vivir bien. Dejaría en Valençay una preciosa colección de muebles, mármoles, pinturas y objetos preciosos que demuestran su gusto por las cosas bonitas.
Las últimas novedades del castillo
Información práctica
CHATEAU DE VALENCAY
2 rue de Blois
36600, VALENCAY
France
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