Obra maestra arquitectónica y monumental en todos los sentidos, Chambord es el castillo más emblemático del Valle del Loira. Fruto del sueño extravagante del joven rey Francisco I, este palacio de caza es el símbolo de su poderío y su espíritu visionario con la vista puesta ya en el Renacimiento italiano. Cinco siglos más tarde, el Dominio Nacional de Chambord sería declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, atrayendo cada año a miles de visitantes del mundo entero.
Chambord es la estrella de los castillos del Loira. Con Chambord, Franciso I quiso dar vida a una nueva obra a la altura de su poderío: ahora mismo estaría encantado con el increíble porvenir de su palacio de caza.
A los pies del Castillo de Chambord, la estupefacción se apodera de los visitantes: ¿de dónde ha salido este mastodonte arquitectónico, este milagro…? Esta obra maestra se construyó a instancias del joven Francisco I que tenía un espíritu caballeresco, pero un corazón prendado del arte y la arquitectura. Por eso, su palacio de caza encarna la transición entre la Edad Media y el Renacimiento.
Chambord se construyó como una fortaleza medieval con un torreón cuadrado flanqueado por cuatro torres, pero sus elementos decorativos están muy influenciados por el Renacimiento italiano, empezando por su famosa escalera de doble hélice. Molduras clásicas, pilastras con capiteles, lacerías y rosetones… la terminología ornamental nos remite al modelo italiano. La salamandra, emblema de Francisco I, aparece más de 300 veces en las bóvedas esculpidas y las paredes, tan pronto esculpiendo gotas de agua, tan pronto devorando llamas. Esta simboliza la omnipresencia del rey, pese a que este pasó poco tiempo en el palacio destinado principalmente a impresionar a la corte. Los 40 aposentos carecen en su mayoría de mobiliario, por lo que cabe imaginarse el ajetreo de los criados que venían a amueblar el castillo antes de que llegaran las «celebridades» de la época. Ahora el castillo presta tabletas digitales para descubrir el Chambord de hace cinco siglos a través de la realidad aumentada. Aumentados o no, el castillo y sus dominios fascinan de todos modos por la magnitud de su prestancia.
El parque tiene una superficie de 5 440 ha, lo que le convierte en el parque forestal cerrado más grande de Europa, declarado Reserva Nacional de Fauna Salvaje y Caza desde 1947. En su interior habitan más de 800 ciervos y 1500 jabalís, entre una población vegetal de encinares, pinares, landas, pantanales y claros. El bramido del ciervo, durante la época del apareamiento, es una de las mayores atracciones: todos los años se acercan hasta aquí curiosos y amantes de la naturaleza para poder observar los rituales de apareamiento del ciervo. Una muestra de cómo Chambord no se ha acomodado en sus longevas piedras, sino que ha seguido el ritmo de la vida actual, ofreciendo una gran diversidad de animaciones y actividades.
A los pies del Castillo de Chambord, la estupefacción se apodera de los visitantes: ¿de dónde ha salido este mastodonte arquitectónico, este milagro…? Esta obra maestra se construyó a instancias del joven Francisco I que tenía un espíritu caballeresco, pero un corazón prendado del arte y la arquitectura. Por eso, su palacio de caza encarna la transición entre la Edad Media y el Renacimiento.
Chambord se construyó como una fortaleza medieval con un torreón cuadrado flanqueado por cuatro torres, pero sus elementos decorativos están muy influenciados por el Renacimiento italiano, empezando por su famosa escalera de doble hélice. Molduras clásicas, pilastras con capiteles, lacerías y rosetones… la terminología ornamental nos remite al modelo italiano. La salamandra, emblema de Francisco I, aparece más de 300 veces en las bóvedas esculpidas y las paredes, tan pronto esculpiendo gotas de agua, tan pronto devorando llamas. Esta simboliza la omnipresencia del rey, pese a que este pasó poco tiempo en el palacio destinado principalmente a impresionar a la corte. Los 40 aposentos carecen en su mayoría de mobiliario, por lo que cabe imaginarse el ajetreo de los criados que venían a amueblar el castillo antes de que llegaran las «celebridades» de la época. Ahora el castillo presta tabletas digitales para descubrir el Chambord de hace cinco siglos a través de la realidad aumentada. Aumentados o no, el castillo y sus dominios fascinan de todos modos por la magnitud de su prestancia.
El parque tiene una superficie de 5 440 ha, lo que le convierte en el parque forestal cerrado más grande de Europa, declarado Reserva Nacional de Fauna Salvaje y Caza desde 1947. En su interior habitan más de 800 ciervos y 1500 jabalís, entre una población vegetal de encinares, pinares, landas, pantanales y claros. El bramido del ciervo, durante la época del apareamiento, es una de las mayores atracciones: todos los años se acercan hasta aquí curiosos y amantes de la naturaleza para poder observar los rituales de apareamiento del ciervo. Una muestra de cómo Chambord no se ha acomodado en sus longevas piedras, sino que ha seguido el ritmo de la vida actual, ofreciendo una gran diversidad de animaciones y actividades.
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CHATEAU DE CHAMBORD
41250, CHAMBORD
France
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