No te puedes perder... el huerto decorativo renacentista
Ya en el s. XVI el huerto de Villandry era famoso en todo el reino. Siglos más tarde, recuperó toda su fastuosidad y esplendor gracias a Joaquín Carvallo. La simetría del huerto, al contemplarlo desde el castillo, crea una increíble ilusión óptica mostrándonos una especie de bordado encantado.
Cuando Joaquín Carvallo se propuso devolver a los jardines su encanto renacentista, decidió empezar por el huerto decorativo. A falta de planos en los que basarse y, tras una investigación en profundidad, descubrió las influencias monacales y renacentistas de los jardines en el s. XVI.
Colocará el huerto al nivel más bajo junto al castillo, en una superficie aproximada de 1 hectárea. El jardinista lo dividirá en nueve parcelas de tamaño idéntico, separadas entre sí por amplios caminos de arena del Loira. Cada parcela está bordeada por celosías y cada motivo está orlado con bojes. Los cultivos de verduras y flores dibujan diferentes formas geométricas con tonalidades que recrean la ilusión de un tablero de ajedrez multicolor. Cada parcela cuenta con su propia fuente para que el jardinero pueda llenar la regadera y regar las verduras típicas del Renacimiento: coles, zanahorias, nabos, cardos, puerros, calabazas… Se efectúan dos plantaciones al año, por lo que según en la época en la que vengas de visita, podrás admirar el cultivo primaveral, de marzo a junio, o el estival, de julio a noviembre.
Cuando Joaquín Carvallo se propuso devolver a los jardines su encanto renacentista, decidió empezar por el huerto decorativo. A falta de planos en los que basarse y, tras una investigación en profundidad, descubrió las influencias monacales y renacentistas de los jardines en el s. XVI.
Colocará el huerto al nivel más bajo junto al castillo, en una superficie aproximada de 1 hectárea. El jardinista lo dividirá en nueve parcelas de tamaño idéntico, separadas entre sí por amplios caminos de arena del Loira. Cada parcela está bordeada por celosías y cada motivo está orlado con bojes. Los cultivos de verduras y flores dibujan diferentes formas geométricas con tonalidades que recrean la ilusión de un tablero de ajedrez multicolor. Cada parcela cuenta con su propia fuente para que el jardinero pueda llenar la regadera y regar las verduras típicas del Renacimiento: coles, zanahorias, nabos, cardos, puerros, calabazas… Se efectúan dos plantaciones al año, por lo que según en la época en la que vengas de visita, podrás admirar el cultivo primaveral, de marzo a junio, o el estival, de julio a noviembre.
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