Castillos habitados del Valle del Loira

Además de los castillos de Brissac, Brezé y Cheverny, existen muchos otros castillos habitados en el Valle del Loira. Todos ellos lugares cargados de historia pero que viven en el presente. Algunos pueden visitarse en compañía de sus propietarios.
 

En Anjou o cerca de Nantes


En el mágico Castillo de Plessis-Bourré, conservado intacto, se han rodado varias películas, como la francesa Peau d'âne, basada en el cuento de Perrault Piel de asno. Aunque su sistema defensivo (doble puente levadizo y foso de agua) es propio de la Edad Media, sus gráciles  formas reflejan el advenimiento del Renacimiento. Admirad sus fantásticos aposentos, unas diez dependencias íntegramente equipadas con muebles de los siglos XV-XIX, así como sus salones del s. XVII y XVIII, la Sala de Guardias con su techo del s. XV pintado con temas alquímicos, la capilla, la biblioteca y sus 3 000 obras.

El Château de Serrant es un perfecto ejemplo de arquitectura renacentista. Su elegancia se distingue ya en el exterior a través de su fachada de esquisto y toba calcárea, sus dos torres y su foso. El interior no defrauda las expectativas creadas por el exterior: magnífica escalera, biblioteca monumental y destacable gabinete de ébano Enrique IV.

Del Château de Montgeoffreoy destaca su decoración digna del s. XVIII. Todas las dependencias conservan sus muebles originales y los fantásticos cuadros que cuelgan de sus paredes. No os perdáis la cocina ¡y sus 260 utensilios de cobre y estaño! La visita se realiza de mano de los descendientes del Mariscal de Contades, su constructor. 

Hace más de 1 000 años que el Castillo de Goulaine, cerca de Nantes, pertenece a los miembros de la familia de Goulaine... Ellos os contagiarán, sin duda, su pasión por el lugar. Detrás de su apariencia de castillo bretón fortificado, se esconde un magnífico palacio de toba calcárea, símbolo del Renacimiento. En su interior abunda la decoración y destaca la exposición sobre LU, antigua fábrica de galletas de Nantes.
 

De Orleans a Tours 


Visitad el Château de La Bussière que, desde su veranda veneciana, ofrece una vista espléndida. Sus jardines franceses, firmados por Le Nôtre, bordean un estanque de 6 hectáreas, en el que se pescaba durante el Renacimiento, como recuerdan a cada paso los diferentes objetos y obras de arte.

El Château de La Ferté Saint-Aubin os conquistará con sus tres pisos de estancias amuebladas pero no solo por eso: los domingos por la tarde y en verano, podréis degustar magdalenas con sabor a miel, servidas por cocineras vestidas de época. Una oportunidad para comprender cómo funcionaban las cocinas de antaño.

Construido a finales del XV, el Château de Troussay fue en su día propiedad de Louis de Saussage, arqueólogo y amigo de Prosper Mérimée. Un hombre que contribuyó a enriquecer los interiores del edificio, tal y como se pueden ver hoy en día (decoraciones antiguas, mobiliario de los s. XVI, XVII y XVIII...). Aprovechad para dar un paseo por sus jardines ingleses. 

Pequeña maravilla en medio de un amplio parque, el Château de Beauregard alberga en su interior una prestigiosa galería: la Galerie des Portraits, con 327 retratos de importantes personajes históricos. Otros momentos destacados de la visita: su cocina del s. XVI y su «studiolo», diseñado por el ebanista del rey Enrique II de Francia.

El Château de Montpoupon, antigua fortaleza medieval, debe sus aires despampanantes a que ha sido restaurado en varias ocasiones. No por ello es menos auténtico. En el interior, podréis visitar la cámara del rey, las cocinas repletas de utensilios de estaño y un museo sobre la montería, rememorando los tiempos en que los hombres salían a cazar a caballo, acompañados por sus perros. 

El Château de Gizeux perteneció en su día a la familia de Bellay, allegada del famoso escritor. En la galería François I y la  Galerie des Châteaux se exhiben magníficas pinturas murales. ¡El mayor conjunto de la región! 
 
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